El ejemplo empieza por casa, y para dar ejemplo los colombianos somos muy malos, solo es ver la gran cantidad de personas retenidas en operativos de control o comprometidas en accidentes de tránsito bajo los efectos del alcohol, nuestra cultura ha tenido que enfrentarse a viejos conceptos que aprendimos de nuestros mayores. Cuando éramos pequeños y salíamos a pasear se consideraba que paseo sin alcohol no era paseo, durante el recorrido se coreaba insistentemente “aguardiente pal chofer que hasta ahora va muy bien”, si el paseo estaba conformado por más de un vehículo también se promovía al conductor a que adelantara al que estaba adelante con el corito cúchele, chúcele, chúcele, y así transcurrían los kilómetros de desplazamiento en nuestros paseos, a grandes velocidades y con los conductores borrachos, de milagro estamos vivos. Fuera de eso durante el paseo el trago continuaba, y al final del día nuestro conductor terminaba en avanzado estado de embriaguez, aún así se le dejaba manejar sin objetar su estado para nuestro feliz regreso.
Con esos precedentes culturales ahora estamos viviendo una situación en la cual las autoridades tratan por todos los medios de concientizarnos a todos de lo peligroso que es la combinación de alcohol con velocidad, pero las multas e inmovilizaciones parecen no inquietar a cientos de personas imprudentes que día a día siguen desafiando a las autoridades arriesgando vidas ajenas y aún la propia, en Colombia ahora se promueven nuevas reformas para llevar a la cárcel a quienes conduzcan en estado de embriaguez, también se pretende quitar la figura de casa por cárcel y que quienes finalmente sean sorprendidos terminen pagando su pena en el lugar adecuado, tal vez si se aprueba esta reforma muchos dejaran por fin de burlarse de las autoridades, pues el sólo hecho de terminar en la cárcel por varios días puede cambiar también otras muchas cosas en la vida, pues podría fácilmente perderse el trabajo, perderse la reputación y buen nombre de la persona entre otras cosas.
Hoy muchos miles de colombianos esperamos que estas nuevas medidas se fortalezcan para sacar de las calles a tantos irresponsables que diariamente ponen en peligro la vida de otros colombianos y que por fin pongan fin a esa vieja tradición que nos ha dejado tantas víctimas.
Pero como el ejemplo empieza por casa también sería bueno que los funcionarios públicos o privados sean castigados drásticamente, proporcional a sus cargos porque es inaudito que alcaldes, militares, diputados, altos directivos de empresas, sigan apareciendo diariamente en los encabezados de los medios de comunicación después de ser sorprendidos conduciendo borrachos y traten de burlar a las autoridades diciendo que apenas se tomaron un coctelito en una reunión de trabajo.
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