Tomado de el Colombiano.com
No creo que los motociclistas de Medellín sepan que en Bogotá, a partir de mañana, las motos de dos tiempos empezarán a padecer fuertes restricciones y desde septiembre no podrán circular más en la capital. No creo que lo sepan porque este hecho no fue muy importante en los medios de comunicación. Por lo visto para llamar la atención en este país hay que bloquear vías y perjudicar a la mayor cantidad de personas como lo hicieron hace poco los transportadores y los camioneros.
Pero a los motociclistas no les interesa perjudicar a otros, simplemente quieren que los escuchen, quieren que una medida como la establecida en la Resolución 2394 de 2011 no les viole los derechos al trabajo, la igualdad, la propiedad y la familia. No quiero discutir si realmente las motos de dos tiempos contaminan más que los buses y el Transmilenio, que expulsan enormes nubes de humo negro sin mayor problema frente a los peatones. No discutiré si realmente las industrias ubicadas en Bogotá cumplen con todas las normas ambientales; ni mucho menos pondré en duda los esfuerzos de Ecopetrol por hacer un diesel más "ecológico".
Lo que a mí no me cuadra de esta medida es la forma como se pasó del control a la coerción sin medir realmente las consecuencias. No es un secreto que con el fin de velar por un aire más limpio el Ministerio de Ambiente empezó a exigir el Certificado de Revisión Técnico Mecánica y de Gases. Todos los vehículos, incluidas las motos de dos tiempos, debían obtener este documento que "certificaba" el respeto por el ambiente y el buen estado del vehículo.
De forma extraña la mayoría, incluidos los que procesan mal su combustible y por eso contaminan con su humo negro, lo obtuvieron. La respuesta de los agentes de tránsito: "Si tienen el documento en regla no podemos hacer nada". Cuánta ingenuidad y negligencia, qué incapacidad de indagar si estos locales certificados hacían bien su trabajo o hacían cualquier clase de chanchullos para ganarse ese dinero sin importarles realmente la contaminación.
Ahora las motos de dos tiempos son las primeras sacrificadas por la incapacidad de las autoridades de controlar; ahora supuestamente Bogotá empezará a respirar un aire limpio porque muy pronto 39 mil motos dejarán de circular. Me pregunto si serán igual de radicales con los buses y camiones que contribuyen con sus nubes negras a la mejora del aire. Por último pienso que medidas como éstas serían importantes si las autoridades bogotanas tuvieran el más mínimo respeto por la propiedad. Cuando se expiden este tipo de normas tan coercitivas deben brindarse opciones de compensación.
Es como cuando una obra "X" necesita comprar unos predios para trazar una vía o construir un parque y debe negociar con sus propietarios.
Las autoridades no pueden decir simplemente: "Tienen dos días, un mes, un año para desalojar", es necesario una negociación seria donde realmente todos ganen.
Ya en Bogotá los oportunistas compran motos cuyos precios eran de cuatro o cinco millones de pesos, por una suma que las autoridades deberían examinar para evitar la estafa en la que caen los desesperados motociclistas, quienes, como se están dando las cosas, no tienen otra opción que obedecer.
"Para algunos es una medida a favor del medio ambiente, pero para otros que realmente analizamos el tema como lo hace muy bien Diego Aristizabal en una medida violatoria de los derechos constitucionales del individuo, porque si fuera por descontaminar el medio ambiente tendrían que salir miles de buses, camiones, y carros que andan en pésimas condiciones y que aún así mucho tienen su certificado de gases al día, en el país de los chanchullos falta un control efectivo de las autoridades y un respeto por el derecho del ciudadano común, creo que esa medida es otro desacierto de las autoridades capitalinas, esperemos que en Medellín no se les ocurra hacer algo así."
Jorge Marín
2 comentarios:
Diego tenes toda la razón del mundo, te felicito por tu forma de pensar.
Me parece un atropello lo que esta haciendo la alcaldía de Bogotá con los motociclistas.
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